Hay ciudades recoletas que parecen habitadas por órdenes mestizos, ángeles y seres concebidos por la mano de un dibujante de historietas. Calibán ha llegado a una de ellas por medio de un accidente al pie de la letra. Y encuentra allí justo lo que necesita, aunque no ha ido a buscarlo. Ama a una muchacha peluda, dialoga con artistas, bomberos y psiquiatras, y recorre las calles en obras de esa ciudad Purgatorio, escucha las homilías de los justos y los desesperados, y sigue la corriente. No tema el desconfiado lector, no es una novela de tesis, es una ocurrencia entretenida y de un simbolismo accesible.