Un artículo de Pío Moa
Si la cuestión de la neutralidad de España está fuera de todo debate político se debe, por una parte, al adocenamiento de la intelectualidad española, y por otra a unos partidos interesados en la satelización del país a otras potencias. Porque las castas políticas españolas sirven muy a gusto las políticas generales de Inglaterra (Gibraltar) y Usa (bases militares peligrosas para España), ambas aliadas de Marruecos (Sahara, Ceuta y Melilla), y de Bruselas (LGTBI, especialmente). La cuestión de la neutralidad implica la soberanía, tiene relación estrecha con las tensiones separatistas, con las tendencias en la UE a un totalitarismo de nuevo tipo (leyes de género, de odio, de memoria, etc.), y con la más fundamental política interior española (guerra de Irak y triunfo de Zapatero). Y estas relaciones son lo que se trata de ocultar a la opinión pública. Y así hemos llegado al punto de que prácticamente nadie se plantea la neutralidad, pese a haber sido en el siglo XX, y con enorme diferencia, la política exterior más fructífera para España.