Bienvenidos a Perinquiets Libros, una revista digital con novelas, relatos y artículos de cuatro autores que nunca se han tomado la escritura como una profesión, pero han compuesto multitud de novelas, relatos, teatro y ensayos no publicados en papel. Fernando Bellón, Segismundo Bombardier, Gaspar Oliver y Waltraud García.
Relato inmoral
Una reseña de Segismundo Bombardier
La novela Relato inmoral de Wenceslao Fernández Flórez es una llamativa anomalía. Escrita en 1927 describe la moral sobre el sexo, que en aquel momento dominaba en la clase media y alta. Es una narración basada en el sarcasmo, y utiliza una técnica literaria que debe tener un nombre, y que consiste en una narración que fustiga la pacatería, la hipocresía y el machismo (ya se llamaba así entonces) tanto de varones como de hembras, desde la orilla de la pacatería, la hipocresía y el machismo, al viejo estilo del Arcipreste de Hita, que escribe sus versos provocativos para denunciar el loco amor y la lascivia.
El pánico a Los mitos de la guerra civil
Un artículo de Pío Moa
Cualquier observador un poco agudo percibe un tono de histeria o pánico en la reacción que ha producido en Francia y en España la entrevista de Le Figaro a propósito de la traducción al francés de Los mitos de la guerra civil. Reacción por una parte furiosa e intimidatoria (“cómo se ha atrevido Le Figaro…”), pero sin el menor atisbo de crítica racional; y por otra parte de silencio amedrentado. En España, ninguno de los grandes medios de derecha (ABC, La Razón, La Vanguardia, la COPE…), que tanto espacio dedican a noticias irrelevantes, análisis de perra gorda, chismorreos de famosos, consejos sexuales, etc., han publicado una sola línea sobre un fenómeno tan llamativo en Francia, que afecta al suceso más crucial del siglo XX español, y de repercusiones tan actuales como las leyes de memoria contra las libertades políticas e intelectuales. Nada, repito, ni una línea. Esto también revela un fondo de pánico.
El verano bajo tierra

El incendio de Andilla desde la ciudad de Valencia. Foto cedida amablemente por José Antonio Lumbreras (Fotoclub Valencia)
Por Segismundo Bombardier
Me cuenta un amigo valenciano que la terraza de su casa en la ciudad se está llenando de cenizas. Son las pavesas dispersas de los incendios forestales. Cada vez que hay un incendio pasa lo mismo, pero la impresión que siempre causa es triste y dramática, y a veces melodramática.
“Nos estamos cargando la naturaleza”, es la reacción más frecuente, porque se viene haciendo desde hace décadas y siglos, según testimonian documentos de diversas civilizaciones.
Quién fue Franco y quiénes los antifranquistas
Un artículo de Pío Moa
El artículo que viene a continuación de esta nota introductoria lo publicó recientemente el historiador Pío Moa en su página web Más España y más democracia. Que un artículo necesite de una explicación es una anomalía democrática, en concreto de la libertad de opinión. Pío Moa no dice ninguna falsedad ni insulta a nadie en él. Sólo expresa una visión de la historia que se ha dado en condenar porque contradice la ideología dominante. Para muchos, los historiadores deben ser forenses, determinar causas y fijarlas para ser sentenciadas. La historia no puede determinarse de este modo, los historiadores la leen cada uno de acuerdo a su formación y a su filosofía, construyendo un relato con los hechos, sin ocultar ninguno, interpretando los síntomas de la enfermedad de cada época histórica.
Por todo ello, ruego al lector, tanto si considera a Moa un demonio como si respeta o comparte su visión, que antes de darle un portazo en las narices o aplaudirle sin entrar en los detalles, lea con atención su artículo. Luego, si lo desea, podrá comentarlo en esta revista, siempre que respete las normas de la educación y del decoro.
El Editor de Perinquiets-Libros.
Mi perrita
Voy por la calle y oigo que llaman a sus perras: ¡Luna!, ¡Luna!, ¡Luna! Pregunto a quien sabe y me confirma la presunción. Es un nombre muy frecuente. La mía también se llama Luna. No se lo puse yo, sino mi nieto. Quería tener un perro y le puse condiciones: que fuera hembra y de pequeño tamaño. Es más difícil de conseguir de lo que parece. Varios meses de búsqueda por su parte. Además, hay muy poca formalidad hoy en día en el mundo. Te engañan, dándote gato por liebre, y en lugar de atenerse a las razones apelan a los sentimientos. Cierras una adquisición y al querer ir a recogerla te informan de que han recibido una oferta mejor y la han vendido. Así que, tras varios meses, no perdimos el tiempo con esta. Apenas tenía una semana. Nació a finales de noviembre de 2014.
Al no haber podido jugar con los demás miembros de su camada, no ha aprendido a tratar con el mundo. No se fía de nadie. La madre era, o es, pinscher. Tenía una estampa muy bonita. El padre me dijeron que también era pinscher, pero no era de pura raza. Luna tiene toda la apariencia de pinscher, salvo el color, que es marrón.
Ni amor ni caridad en P.D. James
Un artículo de Segismundo Bombardier
Termino de leer La paciente privada, de Phyllis Dorothy James o P.D. James, autora inglesa de novelas policíacas. Hasta hoy no había leído nada de ella, mejor dicho, había empezado alguna de sus novelas, pero se me hizo indigesta. Esto es una apreciación, por tanto algo subjetivo, de modo que no niego su calidad profesional.
El estilo de P.D. James se me hace clásico, y su forma de narrar se acerca más a las novelistas inglesas del siglo XIX (Jane Austen, T. S. Elliot), que a las del siglo XX que la antecedieron (Agatha Christie). Quiero decir que no es nada vanguardista. Descubro en Internet que se ganó la vida durante décadas como funcionaria del declinante imperio británico, rasgo común con Graham Green, John Le Carré. Esto le dio acceso a los defectos del Public Service y a su rígido funcionamiento, conocimiento que utilizo a fondo en sus novelas, como lo hicieron los citados. También comparte con ellos su origen humilde, como opuesto a clase media alta, así como desgracias familiares contra las que tuvo que reponerse, y que forjaron su carácter.
Informe de Marciano Antropólogo sobre la radio pública en España
Llevo toda la vida estudiando el desarrollo de la especie humana en la Tierra, en especial sus bandazos. Mi edad se mide en siglos. Los últimos diez años los he dedicado a la población que habita una zona geográfica que ellos llaman la Península Ibérica. Es un trabajo apasionante para un alienígena.
Hace una década (dos en términos terrícolas) se me encomendó la misión de seguir los medios de comunicación del Tercer Planeta, en particular los ese país llamado España, si es que existe. Lo he hecho a fondo, con todos los medios técnicos a mi disposición, conexiones de radio, de televisión y de Internet, si bien aquí me llegan con cuatro minutos terrícolas de retraso. He elaborado un informe de ochocientas páginas (A 4), que incluye gráficos variados. Uno de nuestros agentes en la Tierra me ha pedido por favor que le haga un resumen objetivo de la situación de los medios de comunicación en el país donde él reside, haciéndose pasar por camionero. Se lo he entregado, con el permiso para publicarlo en cierto medio digital desconocido para el gran público (ignoro qué es eso del «gran público», deduzco que la masa indistinta). Ahí va.