Mi perrita

Un artículo de Vicente Torres

Voy por la calle y oigo que llaman a sus perras: ¡Luna!, ¡Luna!, ¡Luna! Pregunto a quien sabe y me confirma la presunción. Es un nombre muy frecuente. La mía también se llama Luna. No se lo puse yo, sino mi nieto. Quería tener un perro y le puse condiciones: que fuera hembra y de pequeño tamaño. Es más difícil de conseguir de lo que parece. Varios meses de búsqueda por su parte. Además, hay muy poca formalidad hoy en día en el mundo. Te engañan, dándote gato por liebre, y en lugar de atenerse a las razones apelan a los sentimientos. Cierras una adquisición y al querer ir a recogerla te informan de que han recibido una oferta mejor y la han vendido. Así que, tras varios meses, no perdimos el tiempo con esta. Apenas tenía una semana. Nació a finales de noviembre de 2014.

Al no haber podido jugar con los demás miembros de su camada, no ha aprendido a tratar con el mundo. No se fía de nadie. La madre era, o es, pinscher. Tenía una estampa muy bonita. El padre me dijeron que también era pinscher, pero no era de pura raza. Luna tiene toda la apariencia de pinscher, salvo el color, que es marrón. Seguir leyendo

Ni amor ni caridad en P.D. James

Un lejano Parlamento

Un artículo de Segismundo Bombardier

Termino de leer La paciente privada, de Phyllis Dorothy James o P.D. James, autora inglesa de novelas policíacas. Hasta hoy no había leído nada de ella, mejor dicho, había empezado alguna de sus novelas, pero se me hizo indigesta. Esto es una apreciación, por tanto algo subjetivo, de modo que no niego su calidad profesional.

El estilo de P.D. James se me hace clásico, y su forma de narrar se acerca más a las novelistas inglesas del siglo XIX (Jane Austen, T. S. Elliot), que a las del siglo XX que la antecedieron (Agatha Christie). Quiero decir que no es nada vanguardista. Descubro en Internet que se ganó la vida durante décadas como funcionaria del declinante imperio británico, rasgo común con Graham Green, John Le Carré. Esto le dio acceso a los defectos del Public Service y a su rígido funcionamiento, conocimiento que utilizo a fondo en sus novelas, como lo hicieron los citados. También comparte con ellos su origen humilde, como opuesto a clase media alta, así como desgracias familiares contra las que tuvo que reponerse, y que forjaron su carácter.

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Informe de Marciano Antropólogo sobre la radio pública en España

Por Marciano Antropólogo

Llevo toda la vida estudiando el desarrollo de la especie humana en la Tierra, en especial sus bandazos. Mi edad se mide en siglos. Los últimos diez años los he dedicado a la población que habita una zona geográfica que ellos llaman la Península Ibérica. Es un trabajo apasionante para un alienígena.

Hace una década (dos en términos terrícolas) se me encomendó la misión de seguir los medios de comunicación del Tercer Planeta, en particular los ese país llamado España, si es que existe. Lo he hecho a fondo, con todos los medios técnicos a mi disposición, conexiones de radio, de televisión y de Internet, si bien aquí me llegan con cuatro minutos terrícolas de retraso. He elaborado un informe de ochocientas páginas (A 4), que incluye gráficos variados. Uno de nuestros agentes en la Tierra me ha pedido por favor que le haga un resumen objetivo de la situación de los medios de comunicación en el país donde él reside, haciéndose pasar por camionero. Se lo he entregado, con el permiso para publicarlo en cierto medio digital desconocido para el gran público (ignoro qué es eso del «gran público», deduzco que la masa indistinta). Ahí va. Seguir leyendo

La transición vista por mí

Un artículo de Vicente Torres, publicado originalmente en su página Vientos de las dos orillas

Las cuadrigas inmóviles

La cuestión no es hacer un laudatorio, ni una crítica de Franco, sino hacer constar algún detalle suyo, porque es necesario para el caso. Si algo no se le puede negar es que era muy despabilado (de despabilar, quitar el pabilo a la vela para avivar la llama). Hay que desmontar algún que otro mito: Franco no tenía ningún interés en que su régimen perdurase tras su muerte, sino que su finalidad se circunscribía a su propia supervivencia. Sabía, porque de algunas cosas procuraba estar muy informado, que el entonces príncipe Juan Carlos no reunía las condiciones para gobernar como él lo venía haciendo, por lo que la única opción posible era la democracia.Torcuato Fernández Miranda escogió a Adolfo Suárez para la tarea de desmontar el régimen franquista, como paso previo indispensable para instaurar la democracia. Adolfo Suárez Illana, con fecha 18/09/05, publicó un artículo en el diario El Mundo titulado El espíritu de la Transición, que también está en su web adolfosuarezillana punto com, en el que dice que Juan Carlos I y su padre diseñaron en 1968, en Segovia, el proceso de la Transición, con todos los pasos a dar milimetrados.

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La religiosidad española

Citar a Pío Moa sin incriminarlo o vilipendiarlo es poco común, aunque cada día su sagacidad y talento van siendo menos ignorados.

Acaba de publicar un nuevo libro de historia: Hegemonía española (1475-1640) y Comienzo de la Era Europea (1492-1945) Ediciones Encuentro S.A. El texto que sigue es una reseña realizada por él mismo, en torno al tema mencionado en el título. La calidad de Moa como historiador está atestiguada en sus libros sobre la República Española y la Guerra Civil que acabó con ella. Moa se sumergió en todas las fuentes a su alcance, y realizó con ese ingente material un estudio que contradecía los que se publicaron después de la Transición. Esto le ha costado el ostracismo académico y de la izquierda indefinida; pero también de otras perspectivas a quienes turba la realidad que esconde la pedagogía políticamente correcta. La tarea de Pío Moa desde ese periodo suyo ha sido la de convertirse en un excelente divulgador de la historia de España y de Europa, con una prosa asequible, lúcida y limpia. No todas sus consideraciones han de ser compartidas, pero antes de condenarle, hay que leerle. Esta es su página personal: https://www.piomoa.es/?p=18548

Un artículo de Pío Moa

Lo que más sorprende de la época de hegemonía española es el contraste entre la inmensidad de cosas que hicieron entonces los españoles, y su decadencia posterior y más acentuada a cada siglo. El propio Julián Marías, que ensalza la primera época, considera  luego modélica la de Carlos III. En realidad, la época de Carlos III fue mediocre, y la expulsión de los jesuitas ocasionó un duro golpe a la cultura española, a la formación de élites.

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El Búnker de la Democracia Realmente Existente

El búnker democrático

Fernando Bellón. Editor de Perinquiets -Libros

La democracia realmente existente en diversas naciones del planeta no es un ente sacrosanto, sino más bien un ídolo, un mito. Y aun considerándolo como el sistema más práctico relativamente participativo, con sus libertades de expresión, reunión y el habeas corpus, resulta estar en crisis permanente. Muy bien, pues en estos momentos de la historia moderna corre peligro de desmoronarse en su concepción más vulgar.

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Universos paralelos. Intriga y disparate

Pegasus de mundo paralelo

Segismundo Bombardier

En la Jungla Televisiva brotan series de intriga levantadas sobre un armazón hasta ahora reservado para la ciencia ficción dura: los mundos paralelos.

Todas las industrias de la Jungla Televisiva emplean la imaginación y el delirio de sus guionistas: la norteamericana, la alemana, la inglesa, la francesa y ahora la israelí. Seguir leyendo

Justicia poética con Puig y Oltra

Un artículo de Vicente Torres

A lo largo del tiempo han estado ensañándose con la corrupción de otros, cierta o falsa. La presunción de inocencia cuando se trata de los que han señalado como enemigos, no existe para ellos.

Puig es particularmente lerdo y Oltra, además de eso, es grosera. Lo que le hicieron a Rita Barberá es criminal.

Dominan, mediante las subvenciones, a los medios y tienen una influencia clara en la justicia. Seguir leyendo

Derecho de Ucrania y derecho de Rusia

Un artículo de Pío Moa.

En el ambiente de simpleza y tosquedad política corrientes se usa mucho el derecho de Ucrania, como país independiente, a elegir sus aliados,  es decir, la OTAN, como prueba de la justicia de su causa. Pero, claro, Rusia tiene también el derecho a tomar medidas si la OTAN amenaza su seguridad. Y también tiene derecho a proteger a la minoría rusa que se siente agredida por las políticas de Kíef. En la vida real, todos tenemos muchos derechos, pero los aplicamos o no según muchas circunstancias. Los derechos de unos chocan con los de otros y casi siempre es preciso llegar a algún equilibrio, a medias satisfactorio y a medias fastidioso para todos. Eso o la pelea y la querella, o, en la política internacional, la guerra.

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De Enrique Vila-Matas a Pablo d’Ors

Un artículo de Vicente Torres
No es la primera vez que me refiero a este texto, que figura en Dietario voluble, de Enrique Vila-Mas, puesto que desde el primer momento me pareció un tanto inquietante. Es el siguiente:
Así es, si así nos parece. El mundo es una ilusión, un escenario en el que todos tenemos frases que decir y un papel que representar. Cierta clase de actores, al reconocer que están en una obra, seguirán actuando a pesar de todo; otra clase de actores, escandalizados de descubrir que están participando en una mascarada, tratarán de irse del escenario y de la obra. Los segundos se equivocan. Se equivocan porque fuera del teatro no hay nada, ninguna vida alternativa a la que uno pueda incorporarse. (…)
Me parece adecuado hablar del escenario en el que nos movemos, y me consta que hay gente capaz de hacer lo que sea por estar; lo que me inquieta es la afirmación de que fuera del escenario no hay nada. Pero si uno piensa en los parias se da cuenta de que sí que hay algo fuera de él. La casta de los parias no sólo está en la India, sino que los hay por todas partes del mundo. Y si ellos consiguen vivir fuera del escenario, también es posible que lo logren otros que se hayan apartado voluntariamente. ¿Se habrán equivocado con esa decisión?
El amigo del desierto, de la misma editorial, escrito por Pablo d’Ors, indaga en otra realidad de la vida, bastante alejada de lo que se da en el mundanal ruido, como es la de la introspección. Ésta quizá sea la aventura más apasionante para cualquier ser humano. No todo el mundo está dispuesto a encontrarse a sí mismo, no vaya a ser que se lleve una desagradable sorpresa al quitarse la máscara con la que participa en el teatro de la vida.
Para los amantes de las delicias espirituales, este libro del nieto de Eugenio d’Ors, como el resto de los suyos, responde a todas las expectativas que haya depositado en él.

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