Una reflexión de Ana Millás, dramaturga y actriz de Valencia
Érase una vez, un invisible invasor que se apoderó de gran parte del mundo.
Un mundo que se consideraba infeliz, pese a tenerlo todo.
Un mundo incapaz de ponerse de acuerdo en lo más nimio, plagado de desigualdades sociales y económicas.
Un mundo de egoísmo y envidias. Irreverente y despiadado ante la naturaleza y sus gentes menos favorecidas.
Un mundo en el que la normalidad, se había convertido en el problema.
Érase una vez, a principios del año 2020, un mundo obligado por el COVID19, a vivir confinado en casa.
El “Quédate en casa”, fue el leimotiv con el que se conminó a la ciudadanía a recluirse en sus domicilios. La grave situación, a fin de frenar cuanto antes el número de infectados, así lo requería.