2023. El año de la entropía

 

Entropía antes del infierno, pasando por el orden efímero del monumento erecto.

Un artículo de Fernando Bellón, editor de Perinquiets-Libros

Adiós, 2022. Ya está aquí tu sucesor, 2023, y llega cargado de malos augurios.

Los augurios son casi todos malos, porque de lo contrario serían noticias, no todas malas.

Y entre augurios y noticias está la confusión, la reina de los medios.

Algunos escenarios de entropía (caos), uno de los propósitos de la confusión: China y las pandemias, elecciones emocionantes en lo que queda de España, corrupción alícuota y equivalente Psoe PP, variadas guerras, referéndum o no referéndum, poder judicial con sello político, leyes locas, la mentira como institución. Y así seguido (and so on).

La síntesis de la confusión como medio para provocar la entropía universal viene de la China. El gobierno de aquel imperio levanta las restricciones de la llamada “política del Covid 0” en el mismo instante en el que el Covid rebrota y empieza cargarse chinos a lo bestia y a amenazar con extender otra vez el virus por el planeta. ¿O no es tan simple? Abra usted los diarios y leerá textos apocalípticos de columnistas y de expertos de todas las ciencias. ¿Nos están acongojando de nuevo? Es uno de los propósitos de la confusión.

Las elecciones municipales y algunas autonómicas de mayo y las legislativas de diciembre en España vienen cargadas de dinamita. Más que confusión hay incertidumbre, pero el efecto es el mismo: acongojo de unos y ansiedad de todos.

La corrupción de los políticos, en especial del Psoe, que es quien manda hoy, no se ha disipado. Aunque sí ocultado. A Rajoy le sacaron del gobierno por la corrupción pepera, de malos modos, con truco en sentencia judicial, pero al Psoe no hay quien le mueva de ningún sitio, por ejemplo de Valencia, donde la Rita y el Camps tuvieron que pagar el pato por corruptelas triviales (pero no menos condenables). Todo el país lo conoce, menos El País, que administra castigos y exenciones jurídicas. La cosa tiene gracia, porque no sabemos cómo influirá en el elector esta confusión mediática. Ni siquiera entre los otros europeos, que ya han visto el gusanazo de la corrupción instalado en el Parlamento de Bruselas-Estrasburgo.

¿Qué demonios hacen los políticos y militares rusos y ucranianos? Tardaremos años en saberlo. Pero quien experimenta en sus carnes la destrucción, la muerte, la ruina eterna, el dolor y la angustia son los pobres ciudadanos de uno y otro bando o frontera. Y son millones, ahí, a la vuelta de la esquina. Los que mandan son capaces de esperar al aniquilamiento para firmar la paz de los cadáveres.

¿Qué tipo de referéndum se producirá en España? Quiero decir, en una parte de ella. El asunto no tiene mucha confusión: o se hace o no se hace. Pero gobierno español (qué vergüenza de adjetivo en las espaldas de traidores) y gobierno catalán (que también es español, de momento), nos lían sin cesar sobre la pregunta, sobre si será vinculante o no, sobre para qué, cuándo y cómo.

Lo que parece claro es que el nuevo Tribunal Constitucional aprobará lo que le dicte el gobierno español (asco y vergüenza) en connivencia con el catalán separatista. El Poder Judicial o lo que narices sea ni es independiente ni es poder, incapaz de oponerse al chalaneos. No sé si diciendo esto en público me la estoy jugando, por la aplicación estricta de una de esas leyes canceladoras y mordaza que se sacan de la manga los que mandan. Pero, ¿quién manda de verdad en España?

La entropía.

¿Qué mundo vamos a dejar a nuestros hijos? O a nuestros nietos, por ejemplo los míos, dos germano españoles de visita navideña. Son nietos entrópicos, porque después de tres días en casa se instala en ella el caos. Pero ellos no lo notan, metidos en el móvil y en el ordenador que les conecta con su mundo virtual, mientras el de verdad les espera relamiéndose como un tigre al acecho.

 

 

1 Comentario 2023. El año de la entropía

  1. Antonio Anguis

    Tienes bastante razón, el panorama actual se puede interpretar como lo cuentas. Es cierto que hay muchas cosas en torno a la política que apestan. Pero depende de nosotros ver el vaso medio vacío o medio lleno. Yo quiero pensar que el próximo año va a ser mejor. Venimos de unos años horribles, este último no ha sido bueno pero tampoco como el anterior. Dentro de un año podremos valorarlo.

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